--------------------------------------------------------------------------------

Una buena poesía. En centímetros

viernes, 19 de octubre de 2012

Camarón


Ahí estaba él, en la barra. Una chica llevaba un rato observándolo. Camarón tomó otro trago y su instinto le avisó de lo que estaba pasando. Nunca le había fallado. Dejó que transcurrieran unos minutos sin hacer nada. Si al cabo de un rato no ocurría, pasaría a la acción. No hizo falta, la chica se armó de valor y dio el primer paso.

 ¿Tú no eres…?


Su instinto contestó. Baja la voz chiquilla que me vas a meter en un lío.

A la chica se le abrieron mucho los ojos y se agrandó aún más su sonrisa. 

Me he metido en este antro para que me dejen un poco tranquilo, la verdad es que estoy  harto de que me paren por la calle y de tener que poner siempre buena cara, pero tú me has caído muy bien, ¿te apetece algo? Fue rápido el cabrón.

Camarón llamó al camarero y pidió. Sacó su cartera para pagar.

 Mierda siempre me pasa lo mismo, estoy con uno con otro, pido las copas, las pago y al final me quedo sin un puto duro.

 No te preocupes yo pago.

Pero como vas a pagar tú, de ninguna manera, he dicho que te invitaba pero la verdad es que no me queda ni un chavo. Bueno está bien, lo que pasa es que tengo otros dos de antes……..  No te puedes hacer una idea de lo mal que me sabe, de verdad. Juro que te lo recompensaré. Ella no era muy alta, bastante bonita, muy joven. Del montón pero bien.

Y ahí tenemos a nuestro héroe de Cuenca haciéndose pasar por un famoso y a una chica demasiado ingenua, joven, tonta que se cree que ha ligado con un famoso. El Camarón siguió bebiendo por el morro y comiéndole el morro a la chica ingenua, joven, tonta. Cuando se hizo la hora de marcharse Camarón, que en el fondo es un caballero, decide acompañarla. Vivía en Cánovas (pasta, si no de qué).

Lo he pasado genial, ya verás cuando se lo cuente a mis amigas, no se lo van a creer.

Si quieres te firmo algo.

¿Lo harías?

No faltaba más.

Firma y morreo. Largo.

¿Y ahora qué vas a hacer?

Pues nada, desde aquí se ve mi hotel- señalando el Meliá-. Me iré dando un paseo.

 Pero qué dices. Toma, para el taxi.

De ninguna manera, has estado pagando toda la noche, no te puedo aceptar esto.

He dicho que te lo quedes, es muy tarde y te puede pasar cualquier cosa.

Eres un cielo, nunca te olvidaré.

 Morreo. Laaaaaargo.

Camarón echó a caminar en dirección a la parada de taxis que la chica le había indicado. Ella se ofreció a acompañarlo, él  (ahora si) tajante dijo que no. Miró atrás un par de veces, un par de besos al aire y un par de sonrisas. Cuando la chica ya no lo podía ver tomó dirección a la residencia  y se alejó silbando mientras palpaba el billete en su bolsillo trasero. No pudo evitar pensar que el mundo era maravilloso.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...