Ya han pasado unos meses desde que publiqué “Anatomía de Chapa” y creo que ha llegado el momento de explicar cómo nació o, mejor dicho, como llegó a hacerse libro. Se podría decir que lo que hoy es algo palpable no fue hecho para ser leído. Los que me conocéis sabéis que es así porque cuando os enterasteis pusisteis cara de “No jodas, Chema??????” pero bueno, mi padre siempre me lo ha dicho: “Eres impredecible, nene”.
A lo que vamos. A mi hace unos años me dio por ponerme a escribir. Muchos me han preguntado que cómo fue, que porqué sin nunca haber escrito nada de repente un día te pones a darle a las teclas.
He pensado mucho en ello y me he contestado muchas veces esa pregunta de maneras diferentes; maneras que no son otra cosa que piezas de un puzle en el que se puede leer la siguiente frase: “Porque por algún sitio tenía que reventar” (se le podría añadir un “…copón” o un “…cojones”. Lo dejo a vuestra elección).
Pues eso, yo empiezo a escribir hará unos 3 ó 4 años, cosas que en principio ni son poesía ni son nada. Son, simplemente, pensamientos que sobran dentro de mi cabeza. Cosas que en algún momento tenían que salir, cosas muy íntimas pero demasiado pesadas a veces, cosas que nunca enseñaré a nadie, secretos tal vez. Y yo no sé guardar un secreto, por lo tanto un día me hago una cuenta en Myspace y voy colgando cosillas arropado por el anonimato de la masa cibernética. Me sentía cómodo plasmando cosas en el ordenador, puedo decir que me divertía y que me divierto; así que sigo haciéndolo. Un día apareció un comentario, otro día otro y me voy animando.
Ha pasado un tiempo y tengo una serie de cosas que podrían ser poemas y tengo una novia que me anima.” Yo no soy escritor”, solía decir. También tengo un hermano que me dice que mola lo que hago.” Ya, pero yo no soy escritor”-les digo. Claro, es mi novia y es mi hermano, qué esperas chaval.
Total que un día durante una conversación sobre algo tan literario como los futbolistas, va mi novia y me dice que muchos buenos jugadores no llegan a nada porque no se lo creen y que eso pasa en otros ámbitos de la vida como en la literatura. Por supuesto, eso me toca los huevos. Decido entonces ponerme en contacto con una pequeña editorial de Albacete y de unas reflexiones íntimas escritas para no ser leídas pasamos a un pequeño libro de poemas. A partir de una idea mía, mi guapa prima Laura se curra la foto de la portada. La foto interior es de un día de cañas por Granada y hecha con el móvil, en la dedicatoria me he dejado a un montón de gente que espero sepa perdonarme y hay unos cuantos acentos que se echan en falta. Tíos, yo suspendía lengua, no le pidáis peras al olmo.
Lo que me gustaría aclarar (y para eso os he soltado todo este rollo) es que aunque tenga sus fallos, esta es la obra que quería hacer. Es decir, todos los poemas son pura sinceridad, puro yo. Por así decirlo, están hechos a partir del instinto, las tripas o los cojones. No entraré en valorar si son buenos o malos, porque esto es demasiado subjetivo. Además, ya lo dije antes, yo no soy escritor. Escribo por necesidades fisiológicas (amor, odio, humor, amistad, injusticia) y apenas soy un bebé en esto de las letras. Pero lo que siempre he tenido claro es que lo que escriba debe de tener alma, mi alma; aunque tenga que sacrificar formalidades en el camino. Bajo mi punto de vista un poema es algo tan subjetivo como el vino o la comida. Depende demasiado del individuo y del estado de ánimo. Muchos de vosotros me habéis transmitido que no entendéis ciertas cosas de las que escribo, pero que sin embargo os gustan. No creo que la poesía esté hecha para entenderse palabra por palabra o que se deba intentar saber al 100% lo que el autor quiere decir (y más si se conoce personalmente al autor). Yo diría que, más bien, hay que quedarse con lo que a ti te parece que quiere decir, lo que a uno evoca ese texto, lo que a cada uno nos parece que es. Un poema es un espejo, por lo que cada uno ve lo que tiene que ver.
Al ser algo extremadamente personal, creí necesario incluir una pequeña explicación (que tampoco se entiende-frase muy escuchada al respecto-) en el encabezamiento de cada poema, pero ni con esas.
Visto lo visto me parece correcto analizar alguno de los textos en el blog (los que yo crea convenientes, faltaría más) y ver si coincide con vuestra opinión. Lo que voy a intentar es explicar lo que me rodeaba cuando nació la idea o en qué me inspiré y cosas por el estilo. Porque aunque un poema sea un espejo algo de información al respecto nunca viene mal. Espero que os guste.
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Creerselo no sirve de nada, ni siquiera poner todo tu empeño sirve necesariamente si se trata de crear algo a un nivel artístico..
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo Jordi, pero todo depende tambien de lo que te quieras creer. Yo no me puedo creer escritor porque eso sería degradar al gremio y porque además escribir es un oficio y yo no quiero un oficio. Cuando hablo de creerselo no me refiero a triunfar (o vivir de esto) sino simplemente a ser capaz de que otras personas lean lo que haces. Tú te lo crees y si no, no tendrias un blog. Tendrías un diario que nadie vería, cosa que sería una pena.
ResponderEliminar¿entonces nos llegan? Beso
ResponderEliminarHe de decir que no me he leído el libro, algún día lo haré, lo prometo. Encontarte y leerte en myspace fue un placer. Reencontarte aquí un doble placer.
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