Los sueños todavía no han cicatrizado por la mañana, sigo viendo arrecifes de coral y lágrimas en formación. La vida explota de luz y color y yo, con mi nube negra, aprieto el paso para esquivar las ráfagas de felicidad juvenil. No son tan distintos a mí, solamente no han conocido a demasiados cabrones o simplemente los han sabido gestionar. Y camino entre risas y juegos, como supongo que hice yo a su edad mientras arrastro mi hatillo de rencor. Entre balones perdidos y carreras infructuosas, derrochan instantes puros como si no fueran nada. Espero que no los olviden, no saben cuánto los van a necesitar. ¿Será la ignorancia la dueña de la felicidad? Decido salir de allí rápidamente, convencido de no querer contagiarme de toda la fuerza con la que disfrutan de la mañana, sabiendo que sus risas están contadas, sabiendo que su nube negra llegará.
Durante nuestra juventud la inconsciencia nos hacía valientes, atrevidos y felices. En "1984" Orwell lo describió de forma magistral, "la ignorancia es la felicidad". Lo mejor es que el hatillo no pese demasiado y nos deje seguir para delante. La experiencia, aunque a veces duela, es una riqueza añadida que nos puede hacer disfrutar de otras cosas con otros ojos más maduros. (joder, menudo rollo he metido...).
ResponderEliminarKisses.
Yo tengo escrito por los rincones "La felicidad es saber engañarse lo suficiente". Pero esto solo es cierto cuando uno no puede hacer nada por cambiar una realidad. Aunque para mí casi todas las realidades son susceptibles de ser cambiadas por uno mismo, al menos las personales. La voluntad es la mayor fuerza que tenemos. Oye, que me encantan tus rollos, ea.
ResponderEliminarBesos
Gracias, a mí me gusta siempre lo que dices y cómo lo dices.
EliminarPor cierto, anoche estuve viendo a Faemino y Cansado, eso sí que es felicidad, ea.
Kisses.
La inocencia de no haber dado con demasiados cabrones y la ignorancia. Buen cóctel de la felicidad efímera.
ResponderEliminarQuién no lo probó?
Un abrazo
Y quién nos lo robó?
ResponderEliminarGracias Julio
Yo siempre pensé que una de mis amigas era la mas feliz del grupo, porque le resbalaba lo que la gente pensara, porque se olvidaba enseguida de las veces que la hacían daño, porque sus objetivos los terminaba consiguiendo y si no, los dejaba sin remordimientos ni lágrimas, siempre pensé que ella sabía manejar la vida como tenía que ser, de la mejor manera para sufrir menos o no sufrir. Error, un gran error cometí yo con aquella chica, porque acabo siendo un pelele más dentro de la sociedad y lo que los demás dijeran, la diferencia, que sabía esconderse para ser infeliz a solas. Que engañada me tuvo durante tantos años.
ResponderEliminarPor eso creo que nadie es ignorante de las cosas que le preocupan, por lo tanto la felicidad no depende de lo que sepas o de cuanto sepas, si no de cómo lleves las derrotas al presentarse.
Un besazo mi chico lleno de talento, haces que todos nos pongamos filosóficos, unos más que otros claro, yo soy un desastre para eso jajaja
Nos vemos :D
Mmm, y ¿cuál es realmente la felicidad? En nuestros momentos de la vida siempre merodean trazos oscuros, desengaños no solo amorosos, desapariciones no deseadas, etc. ¿no será la felicidad el seguir viviendo situaciones cuotidianas pero a la vez diferentes día a día? Quizás debería mos ser felices viviendo o, simplemente, que gracias a nosotros, los que nos rodean puedan sentirse más felices.
ResponderEliminarUn abrazo afectuoso(y perdona el rollo filosófico de esta mañana)
Sospecho que la clave de la felicidad la tiene uno mismo, aunque quizá se viva mejor en la ignorancia o no queriendo saber. Allá cada cual.
ResponderEliminarMe has hecho recordar esas mañanas de los sábados que me levanto temprano para jugar nuestro partido y coincido en la cafetería con grupos de jóvenes. Mis amigos y yo tomando café y bollitos y ellos -que aún siguen con la juerga del viernes noche- devorando ensaladillas con ketchup.
ResponderEliminarUn abrazo.
Te invito a visitar el blog de un amigo: http://elairevulnerado.blogspot.com/
ResponderEliminarÉl sabe de cicatrices y nubes negras