Nos miran crucifijos, candelabros y fotos antiguas mal colgadas de paredes moribundas. Hay mucho Tom Waits exhortando canciones, y botellas a medias y botellas vacías y ninguna llena a la vista, en esta habitación que nunca termina de derrumbarse. Aquí estamos los seres desdoblados. Deambulamos en alma viva y observamos orgullosos a nuestros cuerpos cantar con Corcobado, con Josele. Fuera debe ser otro día, tal vez otro año. Se supone el sol y las mujeres barriendo las puertas de sus casas. Demasiado vulgar para los seres etéreos que ahora somos y nosotros seguimos aquí donde habitan los pensamientos suicidas y donde los Pixies cantan Hey! y donde Conrad debió ubicar el corazón de la tinieblas. Seguimos puros, alejados de todo y todo se difumina y reímos con las canciones de Emilio El Moro. El mundo está ahí fuera pasando frío y no nos verá hasta que no se termine el ron y el tabaco. Se sabe entrar, no se sabe salir. Nuestro ángel exterminador nos vigila y también toma copas en vasos de plástico. Hay gente que viene y va, hay gente utilizando drogas, una vez hubo una chica. Todo huele a desconchado y a meados, como debería oler la sala de espera del infierno y una estufa de gas donde se secan nuestros pecados calienta de mala gana nuestra ebriedad. Nosotros seguimos aquí tan sencillos como la nieve que espera fuera mientras nuestro invierno de canciones nos lava la cara una y otra vez y volvemos a cantar y a reír y nos ponemos serios para hablar de algo serio. Si nada lo impide terminaremos borrachos y desnudos de penas, si nada lo impide no saltaremos por la ventana, si nada lo impide volveremos mañana.
Imaginar el olor de la sala de espera del infierno debe ser terrible.
ResponderEliminarmuy bueno, una vez más. Tanta vida dentro mientras la vida pasa frío fuera.
ResponderEliminarUn beso, Esgarracolchas.
Carta de presentación y publicidad de un sitio que, aunque a meados huela, y sala de infierno quiera parecer, es posible que en el próximo ciclo yo este...
ResponderEliminarY es que escuché a esos Pixies que me vuelven loca, y espero que después los sigan los White Stripes, a ver si con algo de suerte se dejan caer...
Me gusto tu forma de contar como pasa la vida en dependiendo que sitios, por aquí andaré si usted caballero me lo permite
Saludos pendientes de ebriedad
Irene Comendador
Maldita poesía maldita que tan malditamente bien bendices.
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