El corazón abierto como un gran coño, húmedo y rojo como mi porvenir, esponjoso y acogedor como una mazmorra, mi corazón es mi celda y llora mucosidad pervertida y fértil. Caliente y salado se acuerda de ti y de algunas zorras más que nunca volverán y que ahora serán afortunadas con vidas cómodas y niñas a las que vestir con estúpidos vestidos y que las odiarán desde ese preciso instante. Porque mi corazón se va con cualquiera que se atreva a ser amable, aunque nadie es amable demasiado tiempo. Bueno, todo se derrumba y lo hace bien, lo hace estupendamente. No soy un experto, pero mi corazón sí. Desde la caja torácica, desde la punta del esternón siempre termina abierto de patas a la sonrisa de nicotina, vodka naranja y mechas desteñidas.