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Una buena poesía. En centímetros

viernes, 30 de abril de 2010

Dos actos

“Nunca estaremos tan cerca”.
En las líneas de tu mano no hay mapas, es muy fácil perderse, no puedo distinguir el horizonte como las gitanas guapas lo hacen por unas monedas. Tus manos de mujer y tu muñeca de niña; nada hay escrito en ti, ningún poeta ha descrito jamás el jeroglífico de tu cuerpo, ni Rafaeles ni Goyas, nadie te ha sabido pintar, nadie imaginó tu cuerpo. No ha habido sabio andaluz capaz de descifrarte ni erudito capaz de estudiarte.Y sin embargo hoy te apareces ante mi vestida con tu piel tostada y te esculpiré de palabras, te leeré con mis manos, te pintaré con mis ojos, te recordaré con mi boca.Me sujetarás la cabeza cuando desfallezca y mirarás a estos ojos que se cierran entre sudor, mientras me telegrafías una frase apenas perceptible para mis oídos rodeados de sangre, algo así como: “me gusta verte”.De esa manera abandonaré mi cuerpo de manera vasta, en tropel, para esconderme sobre tu mirada mientras la tarde cierra su primer acto con el calor veraniego por pegajoso público.Aún así mi cuerpo no se podrá separar de ti y sin terminar de desaparecer la espesura de somnolencia volverá a sentir hambre de tus curvas, de tus montes y tus valles, de tus grutas y simas, de tu boca… Tu boca que me aferra cómplice de mi piel.En la cercanía de la noche me descubro girando a tus antípodas para poder bucear en tus entrañas y pronunciar con mi lengua partes no escritas de ti.Somos dos cuerpos embarcados en la cruzada del placer, el altruismo de nuestros labios multiplica nuestros sentidos, somos diez veces más vista, cien veces más oído, mil veces más piel. Tiemblo-tiemblas, muerdes-grito, empapo-gimes. Enzarzados como dos serpientes sedientas de saladas maravillas, logro desterrarte a tu almohada y hacer que te rindas al trance que te impongo con suavidad al principio con atropello después. Y te rompes, te deshaces, te tensas y mueres, no dejas de morir, hasta que te rindes. Has caído y me apiado de ti ralentizando mi batalla, hasta que poco a poco tus dedos vuelven a cobrar vida y me atraen hacia tus dominios imponiendo su dictadura de ritmos cada vez más acelerados donde desembocan tus jadeos, ya nada te detiene, yo he desaparecido pero sigo ahí cuando de nuevo tu espalda se hace arco y de nuevo mueres sin cesar, pero ahora yo respondo a esta nueva victoria con mi derrota cuando nos unimos bajo una misma bandera de aire caliente, sudor, placer, amor y duelo.Al abrir de nuevo los ojos a la vida, vuelve esa frase: “me gusta verte”. Mi mente jadeante dibuja: “y a mi tenerte”. Antes de caer inerte sobre ti.

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jueves, 29 de abril de 2010

La playa

¿Donde van los seres caídos? A veces es difícil saber si estas en el fondo o en la cima.
No puedo abrir mis pulmones a tanta frivolidad, a tanta pose y a tanto maquillaje. Incluso en la más absoluta embriaguez soy totalmente consciente de la falsedad del divertimento estandarizado. Todo es previsible, mas funciona.
Verano, sol, discoteca, drogas y malos polvos con cuerpos gimnastizados.
Todo es tan plástico y sintético que incluso un buen cerebro pasaría desapercibido entre tanta perfecta imperfección.
Realmente hay cosas que nunca cambiaran, generación tras generación disfrutan del teatro de sonrisas, miradas y mala música de ordenador.
Mientras uno intenta olvidar la última vez que se introdujo en la cueva del neon, vuelve a sentirse triste al caer en el fango de gominola y droga de diseño que es vendido como un símbolo de diferenciación, libertad y autenticidad, como ya dije: Generación tras generación.
Funciona, siempre funciona. Bonitos cuerpos, bailando sin camiseta o con mínimas expresiones de tela. A quien engañar todos disfrutamos con eso.
Entonces piensa mi autoestima “Yo tengo más clase”. Después trago un sorbo del colorido brebaje (al que anteriormente he desnudado de pajitas, sombrillitas y demás jodiendas) servido por un adonis cargado de músculos y sonrisa centelleante. “Seguro que es gay”, unánime pensamiento heterosexual masculino de la sala.”Que bueno está, aunque sea gay”, unánime pensamiento heterosexual femenino.
Vidrio tras vidrio voy acumulando veneno bonito dentro de mi cuerpo haciendo en la barra una montaña de ornamentación cubatera que crece inversamente proporcional a mi pasta y directamente proporcional a mi hígado. “Construiré un hermoso castillo en la playa con toda esta mierda”, eso es lo único que puedo escucharle a mi cerebro a través del infierno musical del que se rodean mis tímpanos. “La gente sólo intenta divertirse, no como tú amargao” me planteo.
Entonces veo como dos putas dominicanas llevan a cabo una transacción económica tan antigua como el mismo ser humano. Dicho acto, conocido como trueque, consiste en algo tan simple como el intercambio de farlopa por sexo. Así es como un tipo, poco menos que cómico, puede engordar su currículo con dos señoritas de tan exquisita estampa.”Ponle un ron con cola a este amargao, con dos palmeritas garÇon”.
“Que me has llamado, Cabrón?!.
“Encima de maricón chulo”, pienso.
“Que va, que va te he dicho guapetón”.
“Muchas gracias cielo, oye luego si quieres cuando cerremos te puedes quedar…”. “Verás me encantaría pero acabo de romper con mi pareja y no estoy preparado para otro hombre. En realidad si quieres hacer algo por mi, me puedes invitar a una copa”. “No sabes como te entiendo, esta corre de mi cuenta”.
Al parecer también resultó ser gilipollas, eso si muy guapo. Claramente ese último vaso tampoco me trasladó fuera de aquel funesto escenario de pantomima y silicona. Me acabé aquello de la forma que pude, recogí mis palmeritas, agitadores, y removedores y me dirigí hacia donde me indicaban unos Lomo Plateado con auriculares en la oreja. Salí al amanecer, tiré todos los plastiquitos y palillitos y me encaminé a la caza de un taxi.
Los primeros bañistas atravesaban la claridad del terco sol armados con sus sombrillas y sus neveras, ataviados con sus bañadores elevados superlativamente (visión que siempre ha generado en mí una sensación de dolor testicular) y sus gorras propagandísticas. “Esto no para de mejorar”. Son las 8 de la mañana y el calor ya es insoportable. ¿Debería entonces hacer caso a la severa opinión que se apodera de mi segundo a segundo?: “Esto es un puto infierno”. Según el señor Tyler Durden “tocar fondo no es un retiro de fin de semana”; O si.
Todo queda confirmado cuando un idiota totalmente empastillado se acerca a mí bailando con una botella de agua alabando la gran sesión musical con la que el Dj nos ha deleitado.
Finalmente consigo robar un taxi a unas jovenzuelas que no han conseguido reprimir el vómito justo antes de subir al coche y salgo de allí como alma que lleva el diablo. Agradeciendo el silencio del taxista (si me llega a tocar un conductor simpático y dicharachero juro que me tiro en marcha) le voy dando vueltas a dos ideas: Uno; ¿qué verá de divertido la gente en la labor de no pensar? y dos; joder y como se esfuerzan para conseguirlo.
Pero quien soy yo para juzgar nada porque como ya he dicho antes:” no se donde van los seres caídos y no sé si estoy en el fondo o en la cima”.


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miércoles, 28 de abril de 2010

La Prision del alma

La prisión del alma no está hecha de barrotes de acero, la prisión del alma está hecha del escombro de nuestras vidas, por eso es imposible escapar de ella, porque está dentro de nosotros. Es nuestro infierno interior, nuestro madero y nuestro calvario. Todo ello sin salir de la alambrada de nuestra piel.
Nada parece ser tan bueno o tan malo como para derrumbarme o para santificarme, pero voy sintiendo cada piedrecita del camino. El mismo dolor me causa la picadura de un mosquito que ser atravesado por un sable herrumbroso.
Todo tiene ese sabor metálico de la sangre, todo ese olor denso y dulzón de la descomposición.
Me siento como el naufrago que está a punto de morir de sed en mitad del mar, tengo la sensación de que voy a morir por la ausencia de algo de lo que estoy rodeado.
Ahora que los verdaderos problemas parecen desaparecer, es cuando peor me siento, ahora que todo está menos tormentoso que de costumbre es cuando más daño me hacen las cosas. Me gustaría tener un momento de paz en algún lecho, un abrazo suave y cálido que le limpie la cara a mi dolor. Quien pudiese congelar ese momento en el que un abrazo te vacía de todos los cristales rotos que se llevan dentro, quien pudiera hacer eterno el instante en que se para la respiración y de nuevo comienza la vida; ese intervalo de tiempo en el que parece que un puño te exprime el corazón y suelta todo el alquitrán acumulado durante años.
Que lejanas me parecen esas noches, casi como si no fuese yo quien las co-protagonizaba. Llevo tantos siglos abducido que no se exactamente si estoy llegando o me estoy largando.
Estoy tan triste que soy egoístamente triste, sólo quiero estar solo con mi tristeza. Mi tristeza amada y yo. Es cierto, todos necesitamos amar algo. Aunque a la vez deseo que llegue un hada madrina que me despierte de este letargo dulce y amargo, de esta sensación en la que se hallaría un morfinómano; feliz con su dosis pero sin darse cuenta que su paz es su tumba, la que va horadando con cada beso al vicio amado, cada beso de una hermosa vampiresa que te tiene preso en su veneno y a la que regalas tu sangre porque crees que es el único amor al que puedes ya aspirar. No hay tiempo, no hay vida, no hay amor. Todo es terremoto, catástrofe, alud. El camino de la nada es firme, jamás se desvanece y pronto llegarás. Escoltado por antorchas que reclaman tu, cada vez más enclenque alma para seguir ardiendo, para seguir haciendo del infierno un lugar cálido
en el que guarecerse de la dicha, de la suerte y de la felicidad. El infierno; un lugar seguro y amurallado en el que vivir con mi musa: la tristeza. La única cosa que jamás me ha abandonado, la única cosa que me hace caminar. Solo, en silencio y solo.

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martes, 27 de abril de 2010

¿Dónde está tu corona?

Los días de pasarela y luces vuelven corriendo a tu lado, para acurrucarse al calor de tu memoria. El orgullo permanece y la cabeza sigue erguida sin mirar a nadie, pero notando como todos te miran, te admiran.
Dime quien fue, dime quien rompió tu corona, fue uno o fuimos todos. Ya no te reconoces esperando a que el camarero del bar termine su turno para vengar al que ignoró tu estirpe de princesa. Ya los bufones se cansaron de bailar sin recibir una risa de consolación, unas migajas de tu grandiosidad un solo gesto de rencor. Nada, hielo. Se marcharon por la puerta de atrás mientras arrojaban su gorro de cascabeles al suelo y tú no moviste un músculo al verlos salir. Pero algo se rompió por dentro, el crujir de una rama en el paraíso, un guijarro rodando por un acantilado, un guijarro al que siguieron los demás. Y tu no moviste ni un músculo, tu corona rodando detrás y tu ego intacto.
Las noches de soledad tu orgullo es una mancha de café en un cojín, las noches de soledad tu orgullo es una arruga más en el espejo, las noches de soledad tu orgullo es una cana que cae al suelo, las noches de soledad tu orgullo es frio como tu castillo.
Ahora todos sabemos la verdad, tratas de ocultarla, pero la verdad es como la sombra, siempre te perseguirá. Volvemos a observarte pero ya no es lo mismo, tu corona nos hacía plebeyos y aguantamos los latigazos de tu indiferencia esperando recoger algo de lo que nos diste cuando te convertiste un nuestra dueña. No lo hiciste y uno a uno nos fuimos difuminando y nos dedicamos a reír y a bailar en otros reinos, a otras reinas.
Hoy tu corona ya no está donde estaba y la echas de menos, la quieres pero no supiste elegir pareja de baile; algún príncipe listo se largó con ella bajo el brazo. Hoy mendigas en las barras como la reina que fuiste pero los príncipes siguieron su camino con otras más jóvenes, hoy los bufones te miran y lloran. ¿Donde está nuestra reina?, ¿donde su corona?, las marionetas siguen colgando y moviéndose, pero son otros los dedos que las hacen danzar y derrumbarse y volver a danzar.
Noche tras noche vuelves a tu trono helado y viertes las lágrimas que otros vertieron por ti. Ahora tienes lo que no quieres y quieres tener lo que tuviste, pero lo que se tuvo; hoy no es nada, solo importa lo que se tiene en el ahora.
No todo sale bien, no siempre todo sale bien.

En las noches de baile la orquesta sólo tocaba para ti y tú bailabas para todos. Tú con tu maquillaje perfecto, intacto bailabas y bailabas mientras nadie se atrevía a atravesar la muralla de vanidad que te rodeaba. Todos mirábamos a nuestra reina, la reina del baile, la más bella. Ahora ni siquiera bailas porque no encuentras tu público, ya nadie te imagina entre sus brazos, nadie delira en oníricas elucubraciones con tu piel.
Tratas de recordar el momento exacto en que todo se empezó a desmoronar, y no lo encontrarás jamás porque ese momento está oculto bajo las capas y capas de seda que fueron halagos y adulaciones. Te supiste reina y hablaste de ser libre de tomar tus propias decisiones pero jamás pasó por tu cabeza, ni siquiera remotamente, que el ser dueño de tus decisiones también implica serlo de las consecuencias de estas. Nadie se atrevió a contradecir a una reina, todos temimos su desprecio, desprecio que siempre estuvo ahí, desprecio del que tiene poder sobre algo, desprecio que no deja de ser debilidad, miedo, inseguridad, desprecio que tarde o temprano se torna en soledad.
Recuerdas una y otra vez Sunset Boulevard y no quieres verte en ella, escuchas me gusta como hueles y no te reconoces. Pero no son tus sentidos los que te hicieron grande, sino los nuestros. Fueron nuestros ojos los que se deslumbraron con tu luz, fueron nuestros oídos los que sangraron con tus palabras, las llagas de las caricias que jamás nos diste no florecieron en tu piel sino en la nuestra, fue nuestro olfato el que se quemó con el olor de tu sudor, sudor que jamás saboreamos y besos que, por las noches, nos soñamos.

Hoy bajas la escalinata y donde antes hubo pétalos de rosa solo queda polvo. Tanto quieres luchar contra el tiempo que te tragas el orgullo y buscas al bufón más ignorante para que vuelva a hacerte reír, para que te vuelva a hacer reina. Y él volverá, y te hará las viejas cabriolas, cabriolas a las que te aferrarás como a un tablón en alta mar y que lanzarás al camarero para hacerle ver que aún queda sangre azul en tus venas y que un día volverás a ser su dueña también. El encenderá un cigarro y seguirá hablando con la joven. Así será. ¿Y después que?
Después sólo arrepentimiento y locura.

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lunes, 26 de abril de 2010

Coñac

Paco se había ido y solo quedábamos Sori, Felipe y yo. Ahí se empezó a generar nuestra ruina.

Salimos a la calle y ya era de día. La mañana era fresca pero no especialmente. Envalentonados por todo en alcohol de nuestras venas se nos ocurrió una idea genial. “Podemos empezar por una punta de Cardenal Benlloch y tomarnos una caña en cada bar”- ideaca- Nos miramos las carteras y vimos que era factible, nos tentamos los genitales y vimos que teníamos cojones para eso y para más. Nuestras cabezas, estaba claro, que las habíamos dejado en el ropero de la disco, así si algún día nos hacían falta las tendríamos a buen recaudo y sin mucho uso.

A partir de aquí la historia pasa a ser pura conjetura. Nada está claro, no por querer ocultar, dramatizar, caricaturizar, o exagerar datos, sino porque no me acuerdo de casi nada. De entre las tres supuestas mentes que estábamos ese día se han podido recopilar un puñado de migajas que he intentado hilvanar lo mejor que he sabido.

Fuimos andando hasta donde la avenida Cardenal Benlloch coincide con la Avenida del Puerto y nos metimos en el primer barucho que encontramos. Aunque borrachos, nos manteníamos bastante sólidos. Felipe era el que más bebía de los tres, ya que pesaba como el Sori y yo juntos. Pero era cierto que yo llevaba un entrenamiento ejemplar y me encontraba en bastante buena disposición aquella mañana, a pesar de lo poco dormido y lo mucho abrevado. El primer bar acababa de abrir, pero ya había algún parroquiano tomando café. Pedimos cañas y algo de comer. Ahí ya nos tomamos 3. Mal empezábamos. Fuimos recorriendo la acera imponiéndonos férreamente nuestra idea original. El problema es que una vez dentro de cada tugurio cualquier conversación es mas larga que una caña, por lo tanto la coyuntura nos obligaba a hacer trampas. Cuando llegamos a mitad de la calle me quedé sin pasta por lo que tuvimos que hacer una parada técnica en un cajero. Saqué 10000, con un par de huevos. Volvimos a lo nuestro con ánimos renovados. Éramos dioses, no había forma de pararnos, la cerveza para divinidades como nosotros parecía manzanilla. Nada era capaz de afectarnos. Tan duros éramos que nos permitimos ampliar nuestro territorio a calles adyacentes y plazoletas próximas. Puros depredadores.
Así, rítmicamente, llegamos hasta una pequeña tasca recién abierta (de nuevo).

MOE

Cuando cruzamos la puerta nuestros ojos lluviosos tardaron un segundo en hacerse a la oscuridad. Parecía que habíamos atravesado el espejo y habíamos entrado en las tinieblas del imaginario. Nuestro triunvirato, que hacía un momento era el espíritu mismo de la fiesta autoinducida, se tornó defensivo ante lo desconocido (tambaleantemente defensivo). Nos sentamos en unos taburetes en la barra vacía y pedimos sendas cervezas al camarero. El tipo era el único dueño posible de aquel tugurio. Mimético al cien por cien de las paredes de su mazmorra. Tendría unos treinta y tantos, castaño claro de pelo, largo por abajo y corto por arriba de peinado, de altura indefinida y oscilante (gracias al movimiento armónico simple de nuestros cráneos). Vestía una “camisetilla” de tirantes entre gris y morada y lucía un hermoso tatuaje carcelario (monocromo de boli) en el hombro. Los tres tragamos saliva mientras se iba acercando hacia nosotros.

- ¿Tres cañas, habéis dicho chavales?

Dijo una voz erosionada por todo lo antagónico al agua que pueda existir. Su voz de cazalla nos tranquilizó. Era del gremio, uno de sus máximos exponentes. Un grande, vamos. Nos relajamos.

El trío nos entendía y nos pusimos a charlar distendidamente sobre gilipolleces y demás. Habían pasado 4 cervezas (a las cuales nos acompañó, como un buen profesional) cuando nos dijo que nos invitaba a un coktail que había inventado él. Sacó unas cuantas botellas y fue mezclando brebajes. Después puso sobre la barra cuatro vasos de barro de chupito. Vertió en contenido y le prendió fuego con su mechero.
- ¡El flameado de Moe!- Gritó el Sori

Estaba bastante bueno, pero todos comprendimos el porqué de su voz.
Tomamos otra dosis y decidimos sentarnos en una mesa.
- Tengo un vino, chavales.- Dijo Moe

Pues trae una botella. La cosa no iba bien, nada bien.
Sacó la festejada botella de vino y cuatro vasos. Se sentó con nosotros mientras el líquido era repartido. La gente iba entrando en el bar y Moe se levantó preguntando que nos parecía

-¡Cojonudo! Acertamos a decir los tres. Que podíamos decir, el tipo estaba siendo amable.
En realidad podía haber sido gasolina o mierda destilada, nos habría dado lo mismo porque nuestros gaznates habían pasado a ser meros trámites entre el líquido exterior y nuestros estómagos. Pozos negros, sumideros. No había aduana en nuestros cuellos, todo era bien recibido.

Cuando nos terminamos la botella decidimos que era hora de continuar con nuestro objetivo. Moe nos tentaba como las sirenas hicieran con Ulises, pero era hora de partir. No abrazamos como grandes amigos que éramos y salimos de nuevo al sol.

Hora de hacer balance. (Sólo contaré desde la cena)

Cena- 6 cervezas, 1 vaso de sangría (no quedaba cerveza) y un cubata
Noche- 10-12 cubatas (que ahora llaman copas y que yo siempre he llamado cubalibres)

Cuando a mi me presentaron (hace muchos años ya) esta bebida combinada, me la presentaron con el nombre de Cubalibre. Yo siempre la he tratado con respeto y he mantenido su nombre original (cubalibre de Larios-Cola, de Dyc Cola, Vodka Naranja, Cubalibre de Gin Tonic…). Y al igual que cuando conozco a alguien, no lo llamo Damián si me lo presentaron como Florián (o Florinda) tampoco llamo copa al Cubalibre. Si acaso búcaro, cacharro, dosis, corceol o puchero. Pero nunca copa. Maricas.

Mañana- +- 15 cañas, dos flameados de Moe, ¼ de botella de vino negro.

La cosa empezaba a no tener solución.

Entre Felipe y yo nos acordamos de un bar de albañiles que se llamaba La Rosa.

LA ROSA

La rosa era un bar bastante cutre, pero comparándolo de donde veníamos era el Ritz. Se trataba de un rectángulo que daba a dos calles. Por la puerta que entramos solía haber mesas y daban menús para trabajadores y estudiantes (de ahí nuestro conocimiento). A estas horas las mesas estaban apiladas y nos dirigimos a la barra que quedaba a la izquierda según entrabas. También aquí éramos los únicos clientes. Durante el trayecto de entre bares habíamos estado rememorando a Faemino y Cansado por lo que entramos riéndonos y escenificando uno de sus gags (Dame veneno). Detrás de la barra sólo estaba el vejete que hacía las veces de dueño. Con tanto ji,ji,ja,ja. El Sori (gran pensador) pidió 3 copas de Coñac. Ideaca de nuevo. Y 3 puros. Nos desabrochamos los últimos botones de la camisa y entonamos el “DAME VENENO QUE QUIERO MORIR, DAME VENENOOOO….”, lámpara de coñac en mano, puro en ristre y pecho palomo al aire. Copazo de trago.
- Pon otras jefe. Súper ideaca
El hombre procedió a realizar su trabajo mientras nosotros dábamos palmas con el puro entre los dientes.

Copazo de trago.
- Otras, buen hombre.
El gesto le iba cambiando al hombre, pero no era cabreo lo que se veía en su rostro (conjetura absoluta) sino más bien pena.
Copazo de trago. Lolailolailololailola

- Otras señor
- Chavales no bebáis más
Lección más importante que podéis aprender en vuestra puta vida: Cuando un camarero os diga que no bebáis más hacedle caso. Si es el dueño del bar, empezad a marcar el 112.

- Pero si estamos bien, señor, venga pónganos otras y nos vamos.
- Mirad yo os pongo otra cosa si queréis pero coñac no, que eso es mu malo y ya vais bastante perjudicaos.
- Bueno vale, puessss….una botella de vino.
- Os traigo unas coca-colas, os las bebéis y os largáis.
Nos trajo los refrescos y nos los bebimos como si fueran cubalibres. Cantamos un rato más y cuando empezó a llegar la gente pagamos (digo yo) y nos fuimos cantando y palmeando.

La salida de Flor es una incógnita para mí. Se que cruzamos la Avenida de Aragón, se que pasamos al lado de Mestalla, se que llegamos a la pequeña plaza donde tiene el bar “Manolo el del Bombo”, se que al vernos desde dentro y adivinar que nuestros pasos se dirigían hacia su local, salió a recibirnos. Se que emitía sonidos por la boca y que movía el dedo en señal de negación. Se que nos convenció (él y su garrote). Se que tuvimos que sentarnos en escultura que hay en esa plaza y se que Felipe, Sori y yo nos separamos en el parking del ayuntamiento. Todo esto lo se porque Felipe me lo contó.

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La pisa bien

Bailar, fusión entre cuerpo y alma al compás de ritmos. Algo bello, ¿no?
Figuras que se deslizan entre notas con armoniosos movimientos. Bailar, algo bello, ¿no?
Pues bien; en este mundo abocado al averno por la dualidad del hombre, todo lo bello tiene su contrapunto, su alter ego, su lado oscuro, su esperpento.
Todos conocemos a alguien así, si no directamente, los hemos visto en bodas, en verbenas y repartidos por las pistas de baile de todo el planeta.
Si señores, me estoy refiriendo a los “terroristas de la danza”. Personas con la misma capacidad motriz que el palo de la fregona. Aquellos seres que tienen la coordinación oculta en algún universo paralelo. Todos conocemos a alguien así, pero yo conozco a la reina.
Fue hace, más o menos, un año. Coincidimos en una noche de fiesta, noche difícil de olvidar, ya que cuando el alcohol empezó a fusilar la vergüenza de la susodicha, hizo despertar la nuestra. Al principio pensé que la pobre se había atragantado y que estaba teniendo convulsiones. Cuando me acerque para ver que le ocurría recibí un cabezazo y un pisotón que me mantuvieron a raya, con el consiguiente; “disculpa, no he podido evitarlo” (y era cierto, era capaz de controlar sus movimientos tanto como una vaca loca). Cuando fui consciente de que esa especie de escalofríos seguían un patrón, sentí, en primer lugar la vergüenza antes mencionada y después un terrible miedo por mi integridad física, por lo que gané una distancia prudencial. Me limité a observar con detenimiento los espasmos que dejaban cada vez mas solitaria en su danza a la que atendí en llamar “la pisa bien” en honor al maestro Valle Inclán y a su esperpento. Nuestra heroína le estaba haciendo todo un homenaje, aunque sus movimientos más que esperpénticos eran epilépticos.
Ese baile de desfibrilador hizo que una de sus amigas cometiera el mismo error que yo y se acercara para ver si tenía algún problema estomacal o neuronal.
Tras un croché a la mandíbula y un puntapié en la espinilla consiguió llevársela a la barra para descanso de la gente de alrededor.
Al cabo de un rato “la pisa bien” tuvo que ir al servicio, momento que aproveché para interesarme por el estado de salud de la chica (la pobre se dolía aún del puñetazo). Esta me informó que encima se creía que era una jodida virtuosa de los podium: “Que dices tía pero si bailo de puta madre”- le dijo rompe pistas. En ese instante regresó del servicio nuestra protagonista y lo primero que hizo fue preguntarme: “¿A que si Chema?, díselo tú, ¿a que yo podría ir a Fama?”. Sin poder creer lo que estaba escuchando solo pude responder: Fama no, fuma, bebe o mejor bebe mucho pero por favor no bailes.
La chica no se lo tomó demasiado bien porque esta última agresión no tuvo nada de fortuito. Si hay algo que pude sacar de beneficioso aquella noche fue que: suficientes hostias nos da la vida (quien dice la vida, dice “la temblores”) para que nuestra sinceridad nos regale alguna más, que en boca cerrada no entran moscas y que antes de responder a una pregunta estúpida de manera sincera hay que contar hasta diez.

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viernes, 23 de abril de 2010

Buen Trabajo

El diablo abrió la puerta de su apartamento, la jodida se seguía atascando. Estaba empapado, dejo el paraguas en la entrada y colgó su traje rojo en el perchero. Encendió la luz pero la bombilla del pasillo seguía fundida. La miro un segundo y se dirigió hacia el salón a la vez que calmaba un repentino picor de huevos. Tocó el interruptor y la vieja lámpara iluminó la estancia con la mitad de sus velas de imitación. Solo, estaba solo. Como todas las noches, únicamente su televisión lo estaba esperando. Recogió una caja de cartón de encima de la mesita y tiro al suelo los restos de migajas. Anduvo por el pasillo hasta la cocina, no sin antes dedicar otro segundo a mirar la bombilla fundida. Una vez allí dobló con la rodilla la caja y la deposito sobre tres bolsas de basura. Rescató un vaso del fregadero y lo enjuagó con algo de agua del grifo, parte de esta le fue devuelta a su camiseta de tirantes modelo “imperio” por los platos que se amontonaban. Salió (otra mirada a la bombilla), agarró la botella de Terry de la mesa camilla y se sentó en el sofá. Desenroscó el tapón tranquilamente observando inquisitivo a una cucaracha que daba vueltas por la habitación. Llenó el vaso y se acomodó en su trono de skay mientras veía sus cuernos negros y su poblado bigote reflejados en la pantalla apagada del televisor. Dio un trago y apoyó el recipiente sobre su barriga, a la vez que apretaba el botón del mando a distancia. Uno tras otro fue revisando todos los canales mientras disfrutaba de su bebida. Cuando llegó al último, le echó un vistazo a su copa y apuró de un trago lo que quedaba. Después miró de nuevo a la pantalla donde había gente en un plato vociferando. Sonrió satisfecho y se quedo placidamente dormido con el sonido de las sirenas y el Hip Hop (que se escapaba de un coche) haciéndole de nana.

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miércoles, 21 de abril de 2010

Caperucita (Version comprimida)

Ella esperaba en la parada con la mochila que el dijo haber olvidado. Vestía su minifalda roja y una sudadera ajustada del mismo color. Llovía un poco y tenía la capucha puesta para no estropear su peinado.El era un tipo duro de un mal barrio. No le gustaba mucho estar atado e iba de aquí para allá. Negocios, ya sabes. Ella era una buena chica con ganas de ser mala y el era un cabrón sin más.Ellos se conocieron en una discoteca, aunque él ya la había visto antes. Hace 6 meses que se encontraron y después de pasar una noche en la que él desplegó todo su arsenal narcótico acabaron enrollándose.
Él tenía 22, ella 17, y su madre 42. Él conoció a su madre hace dos años. Había una fiesta en un barrio pijo y él, “el lobo” fue a entregar unos cuantos gramos. Lo invitaron y se quedó. Después de desplegar todo su arsenal narcótico con la anfitriona terminaron enrollándose. Desde ese día se dedicó a hacer de camello y amante a la vez. No se le daban mal ninguna de las dos cosas. Alguna vez había coincidido con su hija por la escalera y le gustaba, aunque ya tenía cuidado de que no la relacionase con su madre.
Aquella tarde llovía y hacía frío. El la llamó para quedar. Le había dicho que trajese la mochila que olvidó en su casa. Ella esperaba y pasaba frío.El estaba en una habitación en la otra punta de la ciudad. En la mesita había un espejo y una cuchilla de afeitar. En la cama una mujer creyéndose joven.El tiempo pasaba de forma opuesta en ambos lugares. En la calle pasaba lento, detenido por el frío y la lluvia.En la habitación rápido alentado por la coca y el sexo anal.La chica esperaba y esperaba. No tenía ni idea de que su novio jamás acudiría a la cita. En cambio la policía secreta que la rodeaba estaba a punto de sentarse a la mesa.En un segundo fue detenida e introducida en un coche patrulla. Cargos: tráfico de estupefacientes. La mochila estaba llena de cocaína.El inspector jefe no había hecho acto de presencia. Tenía asuntos personales que atender, demasiado importantes para interrumpirlos por un camello de poca monta.
Al día siguiente el periódico venía repleto de información.El inspector jefe de policía había sorprendido a un ladrón en su casa el cual fue abatido por el agente. Este no pudo evitar que el criminal hiciese un disparo que alcanzó a su mujer la cual también resultó muerta.La otra noticia no llegó a la prensa porque en cuanto los agentes que arrestaron a la chica se dieron cuenta de que era la hija de su jefe, llamaron a su padre y todo quedó arreglado.Fueron felices y comieron perdices.
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martes, 20 de abril de 2010

Por favor sea breve

-Por favor… sea breve.
Le decía la coma al punto
-Señora lo veo difícil
-¿Y porqué?Preguntó algo molesta la coma
-Pues porque soy punto y seguido
-¿Y no puede ser punto y aparte?
Algo de retintín había en su voz
-Peor todavía, más me alargaría
-Entonces dígame, ¿qué hacemos? porque no podemos tener esperando a toda esta gente
-Por un módico precio puedo ser punto y final
-¿Y a cuanto asciende ese módico precio?
-Verá, llevo demasiados años siendo punto y seguido y estoy cansado de estar sólo
-Ya veo por donde anda, seguro que quiere que le presente a alguna coma resultona para hacerse punto y coma.
-Es usted muy lista pero mis gustos no van por ahí. Si no le importa, preferiría que me presentara a algún punto guapo para hacernos dos puntos.
-En fin, podría haber sido peor. Por lo menos no me ha pedido puntos suspensivos. De todos es conocida la promiscuidad de los de su índole. Acabemos pues.
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lunes, 19 de abril de 2010

Niños y niñas

Niñas con caras de acuarela, y faldas mínimas llorando en esquinas por amores no correspondidos.
Noches de insomnia y mañanas de ermita.
La paliza te espera en el pasillo del lavabo. Niños en furia perdonando vidas.
La drogalización, nadie sabe hablar de otra cosa.
Niñas vendiendo mamadas por noches de tres días.
El malo es el rey, la mala la reina. Hospitales rebosando esquizofrénicos y casas calladas, tapando la mierda, siempre barriéndola hacia dentro. Aunque la mierda huele.

Sé de algo, tienes que estar en alguna lista.
Piensa como yo o en mi contra, nunca pienses por ti mismo.
Nadie es sincero, solo escoge tu pose, tus amigos, tu equipo de fútbol, tu partido político, tus drogas y tu música.
Escógelas o déjate tú escoger por ellas, por esas cosas que crees que te gustan. Una vez sean tuyas (o tu de ellas) jamás las cuestiones y defiéndelas hasta la muerte. Punto.
Si no sabes hablar, insulta y si no sabes insultar bien, grita y si no gritas lo suficiente, pega y si no eres lo suficientemente fuerte tienes a los amigos que escogiste, a los de tu equipo de fútbol, a los de tu partido político, tus drogas y tu música. En eso consiste tu vida.
Saliste del instituto donde eras el más listo y el peor, para entrar en la gran maquinaria y poder comprar un coche, un móvil, y farlopa. Los fines de semana para crecerte y comerte a bocados la cabeza que te dieron unos padres que no te importan. La vida es un tiro y tú eres la bala.
Pero no sueles pensar demasiado, y si alguna vez lo haces te sientas a esperar que se te pase.
Todo es diversión pero no te veo sonreír si no fumas porros, todo es diversión que te cuesta el dinero y que te costará muchas más cosas.
Ya no tienes ojos, ya no tienes cabeza, ya no tienes cuerpo, tus héroes están ahí y mueven mucho y tienen pistolas y tú serás como ellos y después lo dejarás cuando tengas suficiente y hallarás el amor. Nunca es suficiente, amigo.
Cualquier día te encontrarás en el mismo sitio que ahora con 20 años más, con una mujer que odias, con el mismo trabajo y con las mismas ganas de fiesta, con tu dinero que se esfuma en pequeñas bolsas y mirando a tus colegas de reojo para que no te den el palo.
La vida realmente es una bendición pero para ti, pedazo de gilipollas, es lo que te va a tocar hacer mientras vivas, vivir sin ganas.
Algún día te despertaras y verás que no eres el mejor en nada, que no eres especial que no eres nadie y que alguien lo tiene que pagar.
Contarás batallas de grandes cantidades, de fiestas interminables y poco más. La gracia se te irá terminando, creerás haber hecho algo en tu existencia por haber sido así, y los niñatos te escucharán igual que tu escuchas ahora a tus héroes.
Quizá todo resida en eso, en saber (o poder) escoger a los héroes.
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MIGRAÑAS

Que amargo parece todo cuando miras desde el trago amargo. Y cuando el trago es dulce no te sientas a escribir lo dulce del trago, lo disfrutas y punto.Cuan sucio me parece todo cuando la melancolía hace de mí su morada y que desdichado me siento cada minuto que me encuentro no querido.Que falso es todo este decorado del mundo. Un decorado viejo en el que se adivinan grietas y empapelados despegados, donde el atardecer no es más que un mural de pintura desconchada.No me quedan momentos de dicha, creo que los cambié por botellas de vino y noches de amnesia. Perdí hasta el último billete de alegría en una partida en la que el único jugador era yo . Vendí mi alma al diablo con las tres hipotecas que llevaba a las costillas, me dijo que ya ajustaríamos cuentas en el infierno.Todo lo que es bueno en mi se está marchitando , como la rosa que cae a las ascuas.Todo es diametralmente opuesto a como lo tenía planeado, parece una burla del titiritero que maneja mi vida; un truco para hacer reír a un público de niños. Niños que ríen al verme tropezar, niños que quieren verme tropezar un millón de veces. Niños que me disparan con ametralladoras porque les hace gracia verme morir en escena. Que puta es la vida.
¿Se puede ser feliz? ¿ Se puede ser feliz y contarlo?. ¿Tiene gracia ser feliz?. ¿Les haría gracia a los niños alguien feliz?. ¿Usarían sus armas contra alguien feliz?. Con más razón.Los niños son los únicos sabios del planeta. Hijos de puta.

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