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Una buena poesía. En centímetros

martes, 13 de diciembre de 2011

Camarón y Tomatito


Os voy a hablar de Camarón y Tomatito. No, no son los que pensáis. Camarón era un tipo alto con melena (como no) y nariz de características semitas, el llegó primero, por lo que su hermano tendría que ser Tomatito. Camarón y Tomatito dos estupendos ejemplares procedentes de la tierra Cuenca. Eran especiales eso se veía a la legua, ambos fumaban tabaco negro y bebían vino en las comidas. Hombres, coño. Hombres. De hecho, quitando los Erasmus, eran los únicos que se atrevían con el vino de Pedralba. Pasados unos meses a cada uno de ellos le salió un grupo OH unos centímetros por encima del hombro izquierdo (chiste de ciencias). Eran fantásticos, cuando salían por la noche tenían un objetivo totalmente definido, cristalino diría yo. Follar. Llegaban a un bar y entraban juntos, observaban las características del terreno y trazaban una línea que ninguno de los dos podía cruzar y que dividía el territorio. Eran hermanos y era mejor evitar confrontaciones innecesarias, ya se sabe la familia es la familia. Una vez acotado el bar, procedían a tirarle a todo lo que se pareciera a una mujer. Malentendidos con tipos de pelo largo y fregonas hubo. Mierda, si veían un junco moverse eran capaces de culearlo. Pero no eran estúpidos, comenzaban siempre por las que estaban buenas, también evitaban las que tenían novio (en principio). Conforme transcurría la noche se iba realizando un proceso de selección, es decir, una por una los iban mandando a la mierda. Durante el descarte ellos bebían, no para ser más locuaces o para mitigar su timidez sino para bajar el listón de follabilidad de sus presas, cosa necesaria conforme avanzaba la noche.



No hay mujer fea sino cubalibre de menos
                                                                                                                                      Tomatito


Se tenaz
                        Camarón






En ocasiones (casi todas) ocurría que la caza era infructuosa y cuando uno de los dos era rechazado por su mitad del bar se cruzaban a la de su hermano, cosa no muy honrosa pero entendible. Ellos querían follar, para el amor ya tenían a sus novias. Lo dicho, hombres joder. Cada noche se iban a dormir borrachos como cubas, a veces perdían un zapato, a veces había que tirar la puerta del cuarto de baño porque Camarón se había dormido mientras cagaba. Cómo los echo de menos. Tenían verdadera clase, verlos ahí como leones en la sabana acercándose a su presa, cansineandola, restregando su dignidad por las baldosas húmedas y negruzcas de los bares, con qué estilo se dejaban cruzar la cara cuando querían ir demasiado rápido, como intentaban emborrachar a sus víctimas, como prometían, joder, como prometían y mentían e inventaban y negaban. Enormes.


Sería injusto decir que jamás lo consiguieron. Pero eso ya os lo contaré.


2 comentarios:

  1. Jajajajaja. No hay mujer fea, sino cubalibre de menos...
    Qué buen ratillo!
    Gracias, un abrazo.

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  2. Tantas veces hemos sufrido las mujeres las estratégias de tíos como estos!!!! y no se dan cuenta que hasta para ser el tío más cabrón del mundo o el mas follador se necesita clase, si no, les pasa como a estos, al final, ni una rosca se comían.

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