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Una buena poesía. En centímetros

lunes, 17 de diciembre de 2012

La llegada


Llegué con las venas haciendo eses y la cabeza bien sentá, y no había banda de música ni fuegos de artificio, ni putas en los balcones. Llegué como llegan los piojosos y todos dieron importancia a las apariencias y así vencí. Como Ulises, como Jesucristo. Llegué y nadie me amó pero seguí llegando y todos huyeron. Los cortos de entendederas intentaron la burla y los necios les siguieron. Y yo,  amo de mi casa, los arrinconé y les recé encima. Malditas horas que tallan la vida en forma de hoja muerta, de dique seco, de interrogante abierto, de canción ajena y vómito de monja embarazada. Hoy llegué y el diablo dio su concierto y todos aplaudimos en la ciudad muerta. En sus calles de sal nuestros pies sangrantes nos hicieron gritar palabras esqueléticas, y los perros comían peces disecados y bailaban a dos patas. Y nadie se dio cuenta, nadie se dio cuenta de quién era yo, nadie lo supo, nadie preguntó. Nadie.

3 comentarios:

  1. Nadie tiene un lince entre los ojos y la nuca, nadie sobrevuela tus oraciones, nadie recoge la sal sangrante en silencio, porque nadie ama a quien sabe que volverá en el fin.
    ... y como me gusta ese Iggy qui regarde les passantes... après tout...
    Magnífico, como siempre, un abrazo.

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  2. Iggy: no puede ser sano ser tan feo

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